Donde el silencio nace,
comienza el invento.
donde la tensión perservera
algo más hay allí.
esa correntada de palabras
que se fugan cuando...
las preguntas que no llegan
y llaman al estupor.
Y aún así no poder, decir que
me muero por decir, que...
y no escuchar, ni oler,
sin sentir, ni caer sin fumar.
inhóspitamente, ya no sé quién soy.
pero quién soy allí, en el lugar
donde el ambiente cruge y las sales
bañan las certeza de las sensaciones.
Y no es tan terrible, claro que no.
Esa evidencia, esa exposición... nunca
ha sido impune y este monstruo ardiente
se ha quedado sin presa, ni sorpresa.
Ferverciente, la inminencia y
no poder decir, finalmente me quedé
con más de una gana de decir que
no puedo decir que esta locura
me está traficando las feromonas
por corporeas dolencias de faringe
contreñida y agujereada.
Tan sólo sin decir que,
tal vez no se trataba de decir nada.
Allí, la primera vez que enmudecí
pero dije mucho más que...
no-todo puede pertenecer a ti.
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