Y hasta que empiezo,
si me dejan, estas palabras.
tardan en llegar al puerto
de mis ansias por navegar.
Costas que no conozco,
quisiera arribar y nunca
termino de llegar.
A tal punto se enfilan,
que no logro afilarlas
ágiles, ordenan
con sincretismo,
lo insulso que se puede decir.
Escatiman mi inspiración,
aspiran la ilusión.
Insultan,
y lo que callan, resguardan.
No vienen a contarme
aquello que no sé
y repiten la misma cantinela.
Repito, que repiten.
Tantas vueltas para salir...
Caracola, casa-caparazón
mareas entre vuelta y vuelta
nauseabundo, si mi pierdo
el tiempo de la salida,
porque ya entré y
me enredé.
Hierve, si me quedo
Duele si me voy.
Me quede donde me quede
tu caracola, me atrapa
y yo me dejo cazar
como presa del juego
del que tal vez, no quiera escapar.
Y cortar,
cuando no haya vacante
para tu canción.
Y correr,
cuando me sude la sien
y hierva el sudor.
Parar.
Cuando como ahora,
sea tiempo de esperar.
Esperar.
Por lo que tardas en venir.
Un día me invitaras a salir de aquí.
Viajar... sin caracola,
no sé que será de mi.
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