Para que Ale lea mi blog,
un poco de amor francés...
El siguió como siempre, su camino sabiendo que podría sustituir con cualquier mujer, aquello que ella le podía dar, pero no con cualquiera, eso que a ella se le escapaba, aquello que de los actos, hacía poesía, eran tan exquisitos como contradictorios. "Sublime" -pensó-. Pero ahora había que volver a la rutina, de los días, sin su compañía.
Ella, para variar, dibujaba en los espejitos de colores una sonrisa enamorada, comprendía claro está que había algo en ella que generaba el regreso de él, pero no sabía que era. Tampoco le servía demasiado, entender que sucedía o generar algún tipo de estrategia para que volviese... Ella deseaba tan profundamente que el la amara, que la abrazara en su sueños, en sus pensamientos que extrañase su falta, y que ello fuera más fuerte que cualquier obligación. Como la mayoría de las mujeres, ella quería que a la amara.
El no la iba amar por eso, por eso que ella quería. Y ella, no iba a poder lograr que la amara. Pero era tan pregnante, aquello que sucedía en la sinapsis de su encuentro que impedía que la química se desparramara. Ambos se encontraban bloqueados, más que por sus ganas o sus pensamientos, por el muro de sus miedos.
1 comentario:
Que entrada tan profunda. Y cierta, nada se puede hacer ante el amor no correspondido, nada más que la resignación.
Publicar un comentario