martes, 29 de abril de 2008

Re

¿Y ahora qué? Ahora que reposamos, que sentimos, que casi hemos vuelto al sudor rutinario, al olor cotidiano ¿Ahora qué? Despierto. Miro el espejo, un imagen con trozos de mil cuerpos, es absurdo! ¡Dalí pinto con surrealista pincelada sobre este rostro aquellas escenas al oleo! ¿Por que mis recuerdos yacen en el espejo? Son ellos recordandome, y ¿Yo que hago aquí parada frente a esa foto hechizada, multicolor y deforme, sin hacer nada?
Me acerco a mirarla de cerca, tiene la estructura de mi cara, es mi nariz, son mis ojos miopes, sigo acercandome cautivada a mirarla mejor... me transporta a aquel ensueño, momento que debía ser perfecto, para volverse el milagro un abismo y la luz que me llamó terminó por tragarme a una infinita caída libre, resbalo, tropiezo, patino, trastabillo, rengueo, caigo... ruedo, ruedo ligero y sin prisa, soy una roca deslizando por la ladera del espejismo que me creí vivir, me desespero, no puedo frenar... los cristales se transforman en agujas que me clavan, pero sigo yendo hacia el acantilado, estoy anesteciada ya no siento nada... me duermo.
Despierto, de nuevo con mi alma vacía, vagabundeo, somanbulamente los ruidos velan los vestigios del agravio, Apolo disfraza de musical, la tragedia que asoló mi gobierno, desterró de mi poder lo único posible.
Quedamos cuatro a la espera, aquellos dos deseos, un cuerpo desbaratado y un alma vacía.

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