En vertical,
los ojos giran.
Te vas poniendo
en horizontal,
tu cuello.
Y tu boca,
que calla, esboza
dos sonrisas
una paralela y
dos perpendiculares.
A pesar de que mi boca
tan cerca te rodee,
que nuestras pestañas
se abaniquen,
las risas se enfilen
y la sintonía sea nuestra
Es una linea,
casi un abismo
el que te mantiene allá
frente a otros ojos,
sudor de otro cuerpo.
Cuando es tarde,
y extraño la complicidad.
Cuando es temprano
y nos falta el café.
Cuando todavía
se me eriza la piel.
Porque si todo pasa,
hay excepciones que
se enquistaron para
quedarse... hasta el final.
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