lunes, 6 de agosto de 2007

VIII

En medio de la oscuridad inoportuna,
con irremediable nostalgia descubrir
de una vez y para siempre,
el encantamiento cautivante.

En medio de la multitud de ruidos,
sonidos, voces y delirios,
encontrarse atormentado y obsoleto,
perdido, inundado, desorientado.

En un entre y un fuera, la negación.
Entre la libertad y el hastío, el olvido.
Viviendo en la medianera,
surcando la cuerda floja, el sostén.

Lo indefinido y debatido, se bifurcó más,
eligió con osada actitud,
tomarlo desapercibido y al más simple
encaminarse y no por eso el más fácil.

Corrompiendo la satisfacción,
incrementando el sacrificio,
esquivando lo indeseable,
otorgandose credibilidad, fe, certeza.

Franqueando, hasta con franqueza,
la herencia perpetuante,
Volviendo y sin rencor ni orgullo,
tampoco piedad, ni misericordia.

Condena desencadenada,
retornando al mismo lugar,
una y cada vez, por siempre, ahí.
Aquí otra vez, volver a salir.
Afuera en vez, y ya no más entretiempos.