sábado, 19 de diciembre de 2009

Caracol-a

Y hasta que empiezo,
si me dejan, estas palabras.
tardan en llegar al puerto
de mis ansias por navegar.
Costas que no conozco,
quisiera arribar y nunca
termino de llegar.

A tal punto se enfilan,
que no logro afilarlas
ágiles, ordenan
con sincretismo,
lo insulso que se puede decir.
Escatiman mi inspiración,
aspiran la ilusión.

Insultan,
y lo que callan, resguardan.

No vienen a contarme
aquello que no sé
y repiten la misma cantinela.
Repito, que repiten.
Tantas vueltas para salir...

Caracola, casa-caparazón
mareas entre vuelta y vuelta
nauseabundo, si mi pierdo
el tiempo de la salida,
porque ya entré y
me enredé.

Hierve, si me quedo
Duele si me voy.

Me quede donde me quede
tu caracola, me atrapa
y yo me dejo cazar
como presa del juego
del que tal vez, no quiera escapar.
Y cortar,
cuando no haya vacante
para tu canción.
Y correr,
cuando me sude la sien
y hierva el sudor.

Parar.
Cuando como ahora,
sea tiempo de esperar.

Esperar.
Por lo que tardas en venir.
Un día me invitaras a salir de aquí.

Viajar... sin caracola,
no sé que será de mi.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Saturación Precoz

Cómo explicarle a las tripas que se retuercen
que aunque se mezclen y deshagan eternamente
las espinas seguirán clavándose y cada vez, peor.

Y frenarlas, para que aspiren y sientan.
¿Qué otra forma de admirar los patético?

Mi hogar se oscurece, sin el aura de la osadía.
Fugarse, cuando no quedan alternativas,
encerrarse en la cárcel poderosa de la mente.

Salir y cambiar,
hacer oídos sordos al desaliento.

Aquel árbol torcido, no cambiará de lugar
y un bosque entero está a la espera
de dejemos de rendirle ritual.

En este salón,
si bailamos ¿De quién es lo que sobra?

Me pregunto... -cagamos-
cómo salir, estirarme sin que me persiga.
espero no perecer con tanto otoño alrededor.

Vos sos tierra,
yo necesito aire.
Dejame partir(te)
Say no more.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Azardeter

Ahora que no me pregunto,
por no complicar, no pregunto.
Sospecho, que imposible
darle ventaja, a él
que siempre se me adelanta.

Detrás, dirige el zeppelin
de mis sueños y pesadillas
de mis noches astillas
premoniciones que
exhibe y hay que saber leer.

Me casó, dejándome en las sombras
de las viscocidad y el moho.
Postergo, entonces, lo que en serio
debería ser enfrentarte.
¿Cómo alumbrar la oscuridad?

Si tengo miedo de encontrarte...
Cuando te cruzo, esquivo
mi cuerpo y mis ojos
no miro, donde es silencio.
No puedo decir, que
no estás aquí golpeando parejo.

Tampoco negar,
y lo admito.

Sin embargo,
no puedo hallar
esa forma irregular
que adormezca mi furor
acobije mi temor...

Me alegro, que por esta senda
en la cual te cruzo,
me vengas a encontrar.

Me alejo, porque esta senda
está muy lejos de aquella
que mientras camino
desde aquí anhelo.

Deseo y tengo miedo
de que un día
se encuentren en nuestros pasos.