Inadaptados

estamos solos y partidos,
estan los partidos de futbol,
los politicos,
los corazones.

estamos solos e intentamos tocarnos,
el codo con la lengua,
la nariz con las pupilas,
los talones con la nuca.

estamos solos y buscamos,
las llaves de casa,
la agenda,
el tenedor.

estamos juntos y nos olvidamos,
que estamos partidos,
que queremos tocarnos,
que buscamos.

estamos juntos y solos
en el dolor,
los miedos,
la angustia.

estamos juntos pero deseamos,
eso es lo que necesitamos desconocer,
y sin embargo, lo necesitamos.

Baltimore

una ciudad,
rota
pupilas negras
rojas
ciegas.

un felpudo
en la puerta,
blanco, azul
morado.

el trono,
de la quietud
con lo apacible
por lo terrible.

había un río
que traia, de las uñas
al cordón,
del colchón al corazón
la mistica de un gato
con historias de ciudad.

cErrando

Ahora que vivo, no sé morir:
de alegría, de tristeza, de dolor.
Puedo sentir, el cosquilleo anterior
antes del final.

Ya no corto por lo sano,
ni me hago tanto el bocho,
ya no lloro sola, ni cocino para mi
ya no.

Me arrastra, la vida o la inercia
me invade el impetu
de volver a escribir,
de transitar, aunque duela.

Descoci esa maraña de pasado
obseno y perverso,
queme mis ropajes, me anime a salir
y a volver a entrar.
Pero sino encuentro la llave,
el candado, el picaporte, la tapa del libro
la solapa de la carpeta, la manija del cajón
el botón, el ojal... la puerta.

¿Cómo voy a cerrar?