A-notando.

Siento y queda, vibrando en mi piel
la huella de tu dulzura recorriendo
salto a salto, continuado, uno detrás
otro detrás: cada uno de tus dedos.

El silencio le da tregua a tus besos,
que pelean con tus ojos, codo a codo
por alcanzar primero, mi boca
o mi mirada, y le ganan tus manos.

Quizás te decidan por vos y para ti,
los límites que nos excenden
cuando estamos ausentes, respirandonos
cada vez que nos encontramos por casualidad.

Vuelves por mi, todavía nos me has alcanzado
ni en palabras, ni frases, ni por amor
ni en las sábanas: es que tus sueños me buscan
y una sombra dibujan, un destello reinventan.

Nos enrieda el tiempo,
nos pasa como a las almas,
que las ata la inmortalidad del recuerdo
y cautiva, la continuidad del sonido...

haciendo de nosotros uno al otro
nota a nota, una canción de amor

PorrQ

Cae,
hace agua.

Nada,
hace tierra.

Vuelve,
muere a fuego lento.

Por cada escalón,
una vez si, otras dos no.

Crece en silencio, adentro
y por afuera, el mundo gravita.

Más acá, comprendo que callar
o elegir hablar, es el precio cuando...

no hay nada que perder.

Paradoja circunstancial del vaiven,
que queriendo todo nada consigue y cuando
nada quiere, todo biene.

Contradicción, entre las opciones a elegir
si vivir o vivir para morir, cuando finalmente
siempre vamos a perder.

¿Como sostener que nada hay para perder?
Será que acaso, ya estaba perdido...
y en algún lugar de mi ser ahora lo sé...

¿Pasará?