viernes, 11 de junio de 2010

PorrQ

Cae,
hace agua.

Nada,
hace tierra.

Vuelve,
muere a fuego lento.

Por cada escalón,
una vez si, otras dos no.

Crece en silencio, adentro
y por afuera, el mundo gravita.

Más acá, comprendo que callar
o elegir hablar, es el precio cuando...

no hay nada que perder.

Paradoja circunstancial del vaiven,
que queriendo todo nada consigue y cuando
nada quiere, todo biene.

Contradicción, entre las opciones a elegir
si vivir o vivir para morir, cuando finalmente
siempre vamos a perder.

¿Como sostener que nada hay para perder?
Será que acaso, ya estaba perdido...
y en algún lugar de mi ser ahora lo sé...

¿Pasará?

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