lunes, 2 de julio de 2007

IV

Desgastados los reclamos de una vida sin acentos,
Desbastados los andamios de una muerte sin presagios,
Es que cada tanto se imagina el alma ingenua
Las palabras que la razón le prometió,
Se revuelca enfurecida en su propia rabia
De haber sido crédula y creer lo increíble,
Que ante los ojos le vendió,
Aquella irracional y contradictoria,
Paradójica y sobretodo insensata,
Llamada razón, que no piensa,
Se deja pensar por lo impensable
Que la atrapa en las redes del sin-sentido,
Y no puede más que abstenerse de no parar,
de no poder frenar y afrontar,
la razón de no poder dejar de pensar.
A veces es sólo mover el pie izquierdo
Y la visión se habrá bifurcado para siempre.

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