viernes, 19 de junio de 2009

Sin decir que...

Donde el silencio nace,
comienza el invento.
donde la tensión perservera
algo más hay allí.

esa correntada de palabras
que se fugan cuando...
las preguntas que no llegan
y llaman al estupor.

Y aún así no poder, decir que
me muero por decir, que...
y no escuchar, ni oler,
sin sentir, ni caer sin fumar.

inhóspitamente, ya no sé quién soy.
pero quién soy allí, en el lugar
donde el ambiente cruge y las sales
bañan las certeza de las sensaciones.

Y no es tan terrible, claro que no.
Esa evidencia, esa exposición... nunca
ha sido impune y este monstruo ardiente
se ha quedado sin presa, ni sorpresa.

Ferverciente, la inminencia y
no poder decir, finalmente me quedé
con más de una gana de decir que
no puedo decir que esta locura
me está traficando las feromonas
por corporeas dolencias de faringe
contreñida y agujereada.

Tan sólo sin decir que,
tal vez no se trataba de decir nada.
Allí, la primera vez que enmudecí
pero dije mucho más que...
no-todo puede pertenecer a ti.

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