domingo, 7 de junio de 2009

¿Qué hombre?

Retomo los hábitos,
pero no encuentro otra forma
que no sea deshabitando lo cotidiano.
Y sobre las formas. Cuántas.
¿Qué cambiar de este círculo?
La sensación de que nunca existió
otro distinto que el anterior
y repetir que sólo Uno allí
escribió un punto y aparte.

Un segundo, en que la tranquilidad
se desmorona. Un primero,
que se desmoronó. Y puntos suspensivos...
¿Cuándo cayeron los ideales de idealidad?
y con tanto desastre dando vuelta.

Jugaba e incluso escribía,
también bailaba los sueños que
en la ensoñación adolescen.
Nunca me lo había preguntado,
y cada día que lo hago...
o la misma respuesta: ya sé.
o el mismo pasar: em-barullo.
y sino qué? qué de esta angustia
que evito al encontrarme
sosegada y consternada por
el martirio de tomar noticia que desea,
y no saber cómo me desea.
¿Y para qué? Retorna.
Si no hay historia para un olvido
insoslayable. No hay historia,
sino hay poeta. Y no hay poeta...
¿Qué hombre podrar nombrarme
de forma tal, que así el olvido
ya no sea un inevitable?

No hay comentarios: