miércoles, 7 de octubre de 2009

¿Como me alegro?

Una pregunta, que hoy encuentra su correlato. Una pregunta ignorante de antaño, preguntaba: "¿Cómo me Alejo?". Ella, no encuentraba parangón. Y admitió siempre, una repetición que ensayaba una respuesta posible nunca suficiente.
Hace tres años que ella convive y comanda este barco, al modo simbólico de estar mar real, que alberga un -y me pongo psicoanalítica-sentimiento de culpa inconciente (RTN) Que reviste, la viscosidad de la libido... en este barco tan «borde» impenetrable.
Estuvieron, dejando decir y mostrándose, esas palabras del crucigrama que siendo tan obvias no alcanzaban para hacer del desamparo una salida responsable. Una respuesta a la pregunta literalmente colgada "¿Cómo me Alejo?" Es larga la historia. Muchos la conocen, tres años y se acerca el día de la madre. Tres años y el 22 de octubre era su cumpleaños.
Hoy volví hablar de ella. Con mucho dolor... con culpa, con reproches y también con amor. Porque la amé mucho, como todos a LA que les tocó en suerte (tyché?). Me desgarré entera, todos sus ropajes quedaron sobre la mesa, todos se diluían en el llanto y la angustia en el pecho... ¿Qué iba a hacer yo con tanta libertad? Excribir. Desde ya.
Antes hablé de la amistad, supongo que hoy hablo de la "hijandad" porque de mi viejo, también hablé mucho, y cuánto. Pero todavía está aquí por suerte.
Desde bastante adolescente tuve una empatía patética con las teorías existencialistas, y si bien hace tiempo que sé racionalmente, sé y vivo en consecuencia que, de cualquier forma estamos solos, aún acompañados, también estamos solos (no solitarios)... es insostenible que la palabra en su dimensión toda, no sostenga la existencia. Es una antiNomia. Pues sí.
Aquello que sostiene es lo mismo que te condena a "la vida sin la bolsa". A la vida cercenada.
Pues, a donde quiero llegar si es que quiero llegar a algún punto. Es que tanto y nada, la obvio del sobre cerrado sobre la mesa y la complicidad, en la eterna necesidad de olvidar. Me olvido, si. muchas veces de muchas cosas, lo repetí varias veces. Pero estaba invertida la ecuación, igual que con la confianza, igual que con lo inaplicable de la racionalidad. Pero acepté su contradicción. Uno si de alguna manera puede ser, es siendo una contradicción. Y digo, siendo. Repito, gerundio.
Así como ya no me olvido que el viernes tengo que ir a sacarme la muela de juicio, me olvido de lo que me importa del juicio y apelo, más allá de la sentencia. Es que ya no dependo y no me marca o desmarca, la inexistencia o inconsistencia del Otro. Al menos hoy, y hablo quién lo diría, a calzón quitado. Y hablo si me leen o no me leen. Es la única manera de aprender a callar cuando es necesario.
Pero técnicamente, esconde un reproche. Que ya lo dije. Y el reproche anuda la culpa (que borde finito). Que ya lo dije. Así que ahora, si algo le puedo robar a ésta es la responsabilidad. Si, de lo que digo y no digo, hice o deje de hacer y ya no la culpa... de lo que el Otro hace "como si" y aquí nada ha pasado, por lo que no hay nada que decir. Hay mucho que decir, aunque el otro no pueda o no quiera. Y ambas partes lo saben, lo sienten y por eso la tensión. A más de uno le habrá pasado que el miedo te asfixia tanto la garganta que cuando ibas a hablar... afonizaste.
Es un alivio, y cuánto. Sobre todo, por los momentos que se avecinan... y tomorrow, tomorrow never knows.
Por un tiempo seguramente, no hablaré de mi tan explicítamente y nunca es tan claro tampoco. Entrelineas como siempre, es la forma más bella y magra de brindar mi ser y mi alma, es la forma más sutil de convocar a la alegría.

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