jueves, 12 de marzo de 2009

La carta siempre llega a destino...


Hace tanto aunque no tanto, que no escribo...
no escribo cosas lindas,
Recuerdo una de las primeras veces que no las mantuve en el anonimato y a su destinatario confíe... no fueron bienvenidas, ni siquiera acogidas. Aquellas primeras letras, cual primeros pasos de infans entusiasmado, fueron desechadas, rechazadas... como cualquier residuo insignificante, tras ellas marcharon mis lágrimas y mis ilusiones, nunca más engendradas en una carta de amor.
Luego, el tiempo y la vida, propicieron nuevos encuentros y otras cartas y poemas, y canciones, besos, cursilería le (mal)dicen. Eran tiempos de adolescencia, como siempre elegí no elegir, y nunca más volvió a suceder... una ilusión que no se diluyera fugazmente como cualquier estrella, que no se apagara con el ocaso de cada día...
Pasaron varios años, y fue muy difícil asumir que nuevamente hermosas palabras tenían un destinatario que las sabía leer, que las acogía sin más. Fueron tiempos espinosos, pero supo cuidarlas, diría rescatarme de tanto pudor y temor. Sin embargo, semejante paseo por el cielo y luego por las llamas del infierno, no alcanzaron para embarcarme nuevamente en el sueño de la bella durmiente. Por esa época, también escribía historias de amor inventadas, imaginadas, vividas, contadas... el fin siempre era el mismo, rescatar de las tinieblas la ficción olvidada y pisoteada.
Hoy podría ser una causa, al menos seguro de esta sinceridad, que ahora aunque no sepa, se deja pertrificar en una forma gramatical. Cuantos capítulos que me perdí y me olvidé de imaginar algún final que resolviera este conflicto existencial.
No puedo dormir, aunque quiera acostarme en tu hombro y soñar... a un lado y abrazar lo evanescente de este preludio que prometía comenzar y el cuento sin final, sin principio ni estribillo se quedó, naufragando como mis palabras y mis pensamientos en el ritual que comanda este vivir descreído, y que siento me impide dejarme navegar... al comandante.
Aunque las mejillas se sonrojen en una publicidad inusual de esta "éxtima" privacidad... quizás las sepa leer y encuentren su lugar.

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