miércoles, 19 de agosto de 2009

Vacío

Y si hoy tuviera qué decir, algo qué decir... no puedo más q significar el cuelgue que me sostiene la cabeza entre idas y venidas mentales. Miro por la ventana y cuento las tejas, las rejas... las casas, los hogares de otros. Y pienso... ¿Qué pienso? por suerte no tengo nada que decir.

Estoy absorta, y qué te voy a contar! Hay que vivirlo y ya va a pasar. La nana, la pérdida de aquel adjetivo calificativo que te hacía pertenecer a... Y no estoy triste, no estoy dolida... estoy tramitando este "no sé qué".

Así estoy yo, entonces. Y no se hablé más. Silencio, es lo que necesito y esta sensación de absolotismo en el cual nos recocijamos mi alma y yo, mi nostalgia y yo. Es q ya lo viví, y vuelvo a revivir todo aquello que perdí...

Y ahora, aquel desván de juguetes perdidos se abre y en su amplitud ofrece nuevamente el polvo, y el olor a humedad.... y el diezmo a mis reyes, les pago para q caiga sin caer yo en el subrepticio underground de los dolores incesantes. De las heridas partidas.

y de las partidas, que tocan y cuentan. Que gatean impúberes, que tiemblan y desconocidas se entrometen en las sábanas de un sueño fantasmal. Y es Cuándo y ya.

Es tiempo de esperar... sin jugar, porque si bien quiero, ahora no puedo volar, ni exiliarme al más allá. No es más que nada, no más que eso, no es mi estilo impulsar a la salida... la entrada sin este entretiempo inesperado. Quiero palabras. Más, que me hace falta...

Y falta, tanto y casi nada. Falta y es una herida yugular, una injuria mortal.
Falta, y no hay nada... qué decir.
Ni qué hacer.

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