viernes, 18 de septiembre de 2009

Excribir

Si hoy escribo, es porque no basta el sustantivo para desarmarme en un ritmo fijo. Si la tensión que engendra esta necesidad, se haya en algún lugar es desde allí donde perpetua esta correntada gramatical.
Cuando escribo, más acá de lo que podría decir me excede la exageración y deviene ficción el paraído terrenal que me abraza. Y le doy una vuelta y otra, tipeo, cuelgo, bebo, pienso... fumaba. Nunca fue fácil, nunca lo es... mucho menos ahora, que hablo en singular.
Otra veces, cuando vuelvo a flotar y la brisa imaginaria mece mis palabras escribo lo estéticamente bello, ora lo feo zigzagueando los extremos, chocando con los muros o quién dice sino, midiendo la distancia y el calibre de aquel sentido que encarna las palabras. Eso es el miedo.
Y escribo, girando al descubierto... calesita sinfónica, caballito de mar, burbujeo a veces. Cuando se me da la gana, en soledad e insomne le dedico a esta noche una metáfora exquisita.
Escribiendo, es cuando resucito y vivo. Decanta pues, el título de este solitario blog. No creo que nacido con otra intención. Hubiera preferido, si... creo que si, se que se leyera sin que por eso fuese popular. El dolor, la angustia y la subversión no hacen insignia.
Por otro lado, puedo soltar las riendas de mi inquisición y dibujar con un trazo sutil y destellante un segundo, dos milimetros, un gramo de felicidad y excomulgar la sensibilidad que llevo dentro y encierro en las fauces de un callejón hostil y gruñon, doloroso e impío. Porque suelo y hoy lo puedo decir, invertir la ecuación, por lo que en vez de venderme, doy todas aquellas razones por las cuales no debería invitarme a su hogar... en vez de confiar en la tersidad de una mirada, me encierro en las llamas del infierno. Y pululo, entre el borde de la inmensidad y el borde de la miserabilidad. Y me culpo, maldigo y sacrifico en la exageración del grito... y exageración, porque es sordo el oyente, porque es ciego... y se olvida que la indiferencia, es lo más crudo de la existencia.
Vuelvo. Tan finito es el borde que patético y bello puede ser este porvenir inusual. Si el mar me arrastra, las olas me devuelven ¿Será una utopía creer en una estabilidad? Es porque reflexiono que me pierdo, es porque me atrapa la red laberínstica de pensamientos absurdos que no puedo salir del mar de problemas que intento resolver.... y una ola es que me trae de nuevo hasta aquí. Y dejo de ensayar y empiezo a escribir....
De hecho, una vez escribí. Cada tanto, tengo la costumbre y a veces la inspiración de tallar la piedra y manchar el papel, horadar un hueco virtual en el cual despositarme, entera y cercenada mi alma toda y solitaria.
Entonces, vuelvo a escribir. A veces, incoherentemente y complicando la metáfora, es que a veces me pasa que no sé qué hago aquí y qué pretende decir, este más allá de mi. Qué quiere gritar en ese alarido sordo, cuando le duele la garganta de tanto intentar decir lo imposible del peso que gravita.
Y en este final, todo vuelve a empezar.

1 comentario:

Deyvid dijo...

Lindo espacio el que contorneaste.
Seguire leyendote:)