viernes, 7 de diciembre de 2012

Estacionales sensaciones II

Volar,
con el polvo entre las manos, dejarlo caer y sentirlo con los ojos, mientras se dispersa y vuelve a juntarse con el resto del polvo.

Subir,
nuevamente el color rojizo, de la tierra y el sol haciendo mella. Horadando, con sus tentaculos de luz lo aspero del suelo, lo rígido de su cuerpo.

Bailando el polvo, volando se encuentra en la naturaleza,
y viene hacia mi, insensato, me acaricia, me hace suya...

y ese instante, no vuelve más

hasta que la luna inventa con su luz ajena, las mesetas del destino, los azulejos del mundo...

Tanta inmensidad....
en la infima existencia
de un cuerpo,
mas otro cuerpo
que se aman,
y se hamacan
y se mojan

expuestos,
en el temor mismo
del hallazgo inesperado.

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