lunes, 9 de julio de 2012

Tramando II

Él se llama Eugenio. Su rostro no tiene mucho que ver con su nombre, hay gente que no tiene compostura para llevar alguna insignia específica, y ese era el caso de él, su nombre y su cara no encajaban, en realidad como la mayoría de las cosas en su vida. Él, es un tipo lleno de contrastes.

Ella no se siente digna de él, porque es demasiado simple. No se hace preguntas de ninguna índole, en general no es su estilo conflictuarse. Ya sabe qué cosa pega con qué y eso es suficiente, sólo hay que preocuparse porque le siga quedando bien. Ella se llama Mara, y es bastante amarga. 

No sabía cuándo ellos volverían a verse, porque Él, siempre se volvía para atrás cuando la estaba por llamar, y ella aunque se matase de ansiedad, cubría los huecos temporales y espaciales con cualquier actividad que surgiera, así que podía hacer un curso de Tejedoras como uno de Chino básico, su lógica troglodita se circunscribía a la máxima "todo sirve". El odiaba un poco la llanura del mundo ideico de Mara, a veces le proponía un tema y ella, daba su simple punto de vista y ya, no le interesaba si eso que pensaba era cuestionable o no, tampoco le hacía mella lo que Emiliano pensara. "El amor no necesita pensamientos de alto vuelo" -le respondía dejándolo totalmente mudo. 

Que ella se mostrara con el temple de una Pitonisa, no significaba que por dentro no llegara la interrogación hasta la última punto de su largo cabello. Se erizaba, sobre todo cuando escapando de la timidez y los miedos, sus miradas quedaban pegoteadas en un encuentro casual. Mara, sabía que en defintiva, fuera lo que fuera sólo era una cuestión de tiempo, y ello si uno lo mueve, lo aprieta, le saca todo el jugo, sólo moriría.

Él pensaba que los tiempos corren, y se siente paralizado ante tanta velocidad visual que no lo deja apropiarse de una cosa y de otra cosa, tal es así lo que le pasaba con Mara, que desde donde lo mirase sólo se encontraba consigo mismo, no podía apropiarse de los momentos que dispensaban juntos, llegaba un determinado momento en que era el momento de huir, y esa noche, ya había llegado la señal...

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