domingo, 4 de mayo de 2008

Si

Me habilita entonces a enganchar en su armonía a estas siete notas ora mis acompañantes. No hay tormenta sin el ciclo, no hay ciclo sin el cuerpo y allí donde yace, me acongoja con facilidad. Porque será el misterio un nuevo rumbo y aquellos pasos el camino, ideales en construcción y proyectos incipientes: una excusa.
Despertar de otros sueños quizás pesadillezcos, deslizarme por otro barranco tal vez sin trastabillar, volver a sentirlo todo sin desesperar, sin ansiedad transitar depresiones, cuestionar lo ajeno y lo propio escribiendo sobre la piel, ser de alguien un La, armonizar con otros siete deseos las estrofas originales de una desquilibrada existencia. Darle cuerpo al suspiro, agotar al cansancio… sencillamente, con poco o con mucho: insuficiente esta lógica, suplementar otra distinta. Guionar desprejuiciada, la canción sin elementos discretos, enlazados y mezclados, romper con el orden y la disciplina, desexagerando lo interpretado de modo terrible con apacible indiferencia, hacer.
Los siete nortes, los sietes días, aun con el alma vacía tan sólo serán lo mismo fusionados en un solo deseo sin nombre, sin sustancia, con continuo. Si, do, re, mi, entonces Si, será un deseo.

No hay comentarios: